Título original: A Q&A on the WTO, IMF, World Bank and Activism
Autor: Michael Albert
Origen: Z Magazine, Enero de 2000
Traducido por Germán Leyens y revisado por Darío Protti, junio de 2000

 

Preguntas y Respuestas sobre la OMC, el FMI, el Banco Mundial y el Activismo Político

Preparado por Michael Albert

Seleccionado de trabajos de Albert, Elaine Bernard, Peter Bohmer, Jeremy Brecher, Dorothy Huellec, Robin Hahnel, Russell Mokhiber, Mark Weisbrot, y Robert Weissman

 

¿Qué es el comercio?

La lógica del comercio es simple. Supongamos que produzco trigo mejor que acero y que usted puede hacer acero mejor que trigo. Si entonces yo me concentro en el trigo y usted se concentra en el acero, podemos comerciar para explotar nuestros respectivos talentos para que nos vaya mejor que si no comerciáramos. De manera similar, si dos países tienen diferentes „ventajas comparativas" en la producción de trigo y de acero, y cada uno produce tanto trigo como acero para sí, el cúmulo total de trigo y acero para los dos países será menos que si se especializaran. Desde luego, la producción adicional resultante de la especialización y del comercio tiene que exceder los costos de negociar el trato y transportar los productos, pero si lo hace, ambas partes pueden obtener más del comercio que si éste no tiene lugar. El libre comercio, entonces, es simplemente el comercio sin impuestos, tarifas, u otras barreras o restricciones. La lógica es que ya que el comercio es bueno, porque ambas partes pueden beneficiarse -en comparación con no comerciar, las restricciones que lo restringen , son negativas.

¿Cuándo es dañino el comercio y por qué?

En primer lugar, cuando dos partes se especializan y luego comercian para beneficiarse de las ventajas comparativas, las ganancias pueden dividirse para beneficiar a la parte menos favorecida, por partes iguales, o terminar beneficiando a la parte más favorecida dependiendo de los precios o de lo que se llama „los términos de comercio." Algunos precios podrían incluso transferir todas las ganancias a solo una de las partes. Podrían llevar a que una de las partes quedara en peor situación que si no hubiera comerciado, como en muchos casos de colonialismo. Así que, a corto plazo, quien y en cuánto se beneficia del comercio depende de los precios. Uno de los males del comercio internacional es que las economías mayores pueden imponer precios, mientras que las economías más pequeñas generalmente sufren las consecuencias. Esto no sólo significa que los EE.UU. y Alemania pueden someter a Tailandia y Guatemala. De las 100 mayores economías del mundo, 52 no son países, son corporaciones.

Además, sin restricciones a la inversión internacional, las firmas pueden forzar a los países a competir entre ellos. Se apremia a todos los países y a todas las comunidades para que reduzcan los salarios, bajen los impuestos sobre los negocios, y reduzcan la legislación del medio ambiente si quieren atraer y conservar negocios. Es una carrera hacia el abismo.

Asimismo, con este sistema las comunidades pueden ser diezmadas si se han especializado en productos que ya no pueden ser vendidos con ganancias en el mercado mundial. Así, por ejemplo, si el libre comercio significa que el maíz estadounidense tuviera un precio inferior al maíz mexicano, el maíz hecho en EE.UU. sería importado por México y aquellos que producen maíz en México podrían no sólo perder su tierra y su sustento, sino que podrían ser obligados a dejar sus comunidades para buscar empleo en otro sitio.

O supongamos que dos países comercian y que los precios son tales que ambos obtienen ganancias materiales inmediatas. Sin embargo, presumamos que la división del trabajo permita a un país que desarrolle y diversifique su economía, pero que lleve al otro país a concentrarse en un producto, tal vez incluso un producto que no tenga futuro. Un país se especializa en café o azúcar y el otro se especializa en software de computación. Como resultado, continúa la presión descendiente sobre los precios del azúcar o el café así como la asociación limitada a otras industrias que lleva a que persista y se amplíe la desigualdad.

De manera similar, dos países podrían comerciar y uno se mueve en una dirección ecológicamente positiva, pero el otro se concentra en áreas con terribles consecuencias ambientales, laborales o sociales. Además, si una política económica se beneficia sólo de las ganancias en lugar de la calidad social de la vida y de los efectos ecológicos, tiene mucho que ver con las prioridades domésticas en cada país. Si un país tiene escuadrones de la muerte para silenciar a la oposición (pagados por el gobierno del otro país), sus costos laborales serán propulsados al abismo, los niños podrán ser esclavizados, se podrá depositar basuras tóxicas.

Con respecto a la Organización Mundial del Comercio (OMC), su orden del día da prioridad a la privatización de la educación, la salud, la seguridad social, las viviendas sociales y el transporte. De acuerdo a la delegación comercial de los EE.UU., „Los Estados Unidos opinan que existen oportunidades comerciales en toda la gama de los servicios de salud y de asistencia social, incluyendo los hospitales, las instalaciones para pacientes externos, las clínicas, los asilos de ancianos, los sistemas de ayuda existencial y los servicios suministrados en el hogar." A las multinacionales estadounidenses se les hacía agua en boca en los bastidores de las negociaciones de la OMC, incluyendo a la industria farmacéutica, el sector de cuidados a largo plazo y las organizaciones de servicios de sanidad. La OMC desea crear una nueva ola de privatizaciones en el sector de la salud, como un ejemplo de su orden del día general. Las corporaciones multinacionales y transnacionales se están alineando para capturar el producto bruto interno que los gobiernos están gastando actualmente en servicios públicos tales como la educación y la salud. La larga tradición de los estados de bienestar europeos, basados en la solidaridad mediante el reparto del riesgo en toda la comunidad y los servicios públicamente responsables, está siendo desmantelada.

 

 

¿Qué es la OMC?

La OMC es una organización internacional de 134 países miembros que constituye un foro para negociar acuerdos internacionales de comercio y el organismo fiscalizador y regulador para hacer cumplir los acuerdos. La OMC fue creada en 1995, por el paso de las provisiones de la „Ronda Uruguay" del Acuerdo General sobre Tarifas y Comercio (GATT). Antes de la Ronda Uruguay, el GATT se concentraba en la promoción del comercio mundial presionando a los países para que redujeran los aranceles. Pero con la creación de la OMC, el orden del día inspirado por las corporaciones fue ajustado significativamente apuntando a las llamadas „barreras no-arancelarias al comercio" ¾ esencialmente cualquier legislación nacional o local que pudiera ser interpretada como influyente sobre el comercio.

La idea es simple: en vez de imponer a los países del tercer mundo sólo salarios bajos y alta polución debido a sus gobiernos débiles o comprados, ¿por qué no debilitar a todos los gobiernos y agencias que pudieran defender a los trabajadores, consumidores o al medio ambiente, no sólo en el tercer mundo, sino que en todas partes? ¿Por qué no eliminar todos los esfuerzos por limitar el comercio debido a sus repercusiones laborales, ecológicas, sociales o culturales, o consecuencias sobre el desarrollo, dejando como único criterio si existen ganancias inmediatas a corto plazo? Si las leyes nacionales o locales impiden el comercio –digamos una ley ecológica o de sanidad, o laboral- la OMC arbitra y su veredicto pro-corporativo, totalmente previsible, es vinculante. La OMC pasa por encima de los gobiernos y de los pueblos en representación de las ganancias de las corporaciones.

¿Por qué se opone la gente a la OMC?

No se puede negar que alguien podría oponerse a la OMC por estrechos intereses propios - diciendo, en esencia, que mi país debiera poder hacer lo que prefiera en su casa, pero que otros países debieran estar sometidos por completo a este control mundial por cuenta de las corporaciones (más o menos de la manera como el gobierno de los EE.UU. se relaciona con la ley internacional y con la Corte Mundial: sólo vale para los demás). Pero el punto de vista de los movimientos contra la OMC debiera ser que las preocupaciones sociales, laborales, ecológicas, culturales y otras tienen precedencia por sobre el utilitarismo en todas partes, no sólo en su propio vecindario.

Por lo tanto, el verdadero debate entre los abogados de la OMC y sus críticos de izquierda no es sobre proteccionismo, sino sobre quién será protegido de los destrozos de la competencia descontrolada. La OMC no tiene reglas para proteger a los que trabajan o para proteger el desarrollo a largo plazo o para promover la sostenibilidad o diversidad cultural. Sin tales estándares, la mayoría de la gente puede, en realidad, salir perdiendo con la expansión del comercio, no sólo en relación con un ideal justo, sino también en relación con la abstención total.

El entendimiento teórico del crítico de la OMC como un vehículo impulsado sólo por la lógica de la búsqueda de ganancias corporativas es confirmado por la historia de la OMC hasta la fecha. En todos los casos en que las corporaciones han presentado casos a la organización disputando legislación ecológica o de seguridad pública, han ganado las corporaciones. Cuando intereses extranjeros de pesca de langostinos atacaron la protección de las tortugas de mar gigantes en nuestra ley de especies protegidas, las tortugas no tuvieron salvación alguna. Cuando fueron los intereses petroleros venezolanos contra los estándares de calidad del aire de la Agencia de Protección del Medio Ambiente de los EE.UU. para la gasolina importada, ganaron los intereses petroleros. Cuando fueron los productores de ganado de los EE.UU. contra la prohibición de carne de vacuna tratada con hormonas de la Comunidad Europea, perdieron los consumidores europeos. Y la lista no termina.

¿Pero, no estamos a favor de la regulación del comercio?

Si, pero no el tipo de reglamentación propuesto por la OMC. La OMC quiere proteger la propiedad de las corporaciones y de los monopolios sobre las patentes de plantas, procesos, variedades de semillas, drogas, software y todo capital, promoviendo sus intercambios de bienes a pesar de cualquier efecto negativo y derribando cualquier protección laboral, del medio ambiente, de la salud y de la seguridad, que pudiera limitar las ganancias de las corporaciones.

¿Por qué algunos exigen políticas nuevas dentro de la OMC mientras otros exigen el cierre de la misma?

Algunos críticos arguyen que el programa de liberalización del comercio de la OMC tiene fallas fundamentales y que debiéramos abolir dicha organización peligrosa. Urgen que se construya una resistencia global y que se edifique una solidaridad mundial desde abajo. Otra gente, en particular gran parte del sindicalismo organizado, dice que aunque el programa de liberalización del comercio de la OMC tiene fallas fundamentales, está ahora bien establecida como una organización poderosa y que el concepto de la regulación negociada del comercio es vital para la salud y el bienestar de la comunidad mundial. Argumentan que si los derechos laborales básicos, las protecciones ecológicas y aquello a lo que los europeos se refieren como „cláusula social" son insertados en el mandato de la OMC y puestos en práctica, podría ser transformada.

¿Cuáles son las diez razones clave para oponerse o incluso cerrar la OMC?

1. La OMC da prioridad a las consideraciones de comercio y de intercambio por sobre todo otro valor. Las reglas de la OMC exigen generalmente que las leyes, reglas y regulaciones domésticas destinadas a favorecer al trabajador, al consumidor, al medio ambiente, a la salud, la seguridad, los derechos humanos, la protección animal, o a otros intereses no centrados en la ganancia, sean adoptadas de la manera „menos restrictiva al comercio" posible - casi nunca se subordina el comercio a esas preocupaciones no-comerciales.

2. La OMC socava la democracia al reducir las alternativas de las que disponen gobiernos democráticamente controlados. Las violaciones constatadas son potencialmente castigadas con fuertes sanciones.

3. La OMC promueve activamente el comercio mundial aunque sea en detrimento de los esfuerzos por promover el desarrollo económico local y de las políticas que impulsen a las comunidades, países y regiones hacia una mayor independencia.

4. La OMC obliga a los países del Tercer Mundo a abrir sus mercados a las multinacionales ricas y a abandonar los esfuerzos por proteger a las industrias domésticas nacientes. En la agricultura, la apertura a las importaciones extranjeras catalizará un desplazamiento masivo de muchos millones de campesinos en una escala sólo comparable con una guerra.

5. La OMC impide que los países actúen en respuesta al riesgo potencial, impidiendo a los gobiernos que actúen para resolver daños a la salud humana o al medio ambiente, sin hablar de la imposición de precauciones preventivas.

6. La OMC establece estándares internacionales de salud, del medio ambiente y otros a un nivel bajo a través de un proceso llamado „armonización". Los países, o incluso las provincias y ciudades, sólo pueden exceder esas normas bajas obteniendo un permiso especial, pocas veces otorgado. Por ello la OMC promueve una carrera hacia el abismo e impone barreras poderosas para mantener allí a la gente.

7. Los tribunales de la OMC deciden sobre la „legalidad" de las leyes nacionales, pero realizan su trabajo tras puertas cerradas. Unos pocos, por ello, impactan las situaciones vitales de muchos, sin siquiera una pretensión de participación, cooperación y democracia.

8. La OMC limita la capacidad de los gobiernos de utilizar sus dólares adquisitivos para los derechos humanos, el medio ambiente y otros propósitos no-comerciales. La OMC requiere que los gobiernos hagan compras basadas sólo en consideraciones de calidad y de costos. No sólo las corporaciones deben actuar con un ojo abierto respecto a las ganancias y un ojo ciego a todo lo demás; lo mismo se pide a los gobiernos y por lo tanto a poblaciones enteras.

9. Las reglas de la OMC no permiten que los países diferencien a los productos según cómo hayan sido producidos: no importa si han sido hechos usando mano de obra infantil brutalizada, con obreros expuestos a toxinas o sin considerar la protección de las especies.

10. Las reglas de la OMC permiten y, en algunos casos, requieren patentes o protecciones exclusivas similares para las formas de vida. En otras palabras, la OMC hace lo que puede por promover los intereses de las inmensas multinacionales¾ no se trata de principios, sólo de poder y codicia.

¿Qué alternativas a corto plazo existen?

La alternativa inmediata a la OMC es que la cooperación internacional restrinja a las corporaciones globales, los capitales y los mercados descontrolados, regulando a las corporaciones y a los mercados globales para que la gente en las comunidades locales pueda controlar sus propias vidas económicas. La alternativa es promover el comercio que:

Reduzca la amenaza de volatilidad y colapso financiero.

Amplíe la democracia a todo nivel, desde el local al global.

Defienda y enriquezca los derechos humanos de toda la gente.

Respete y promueva la sostenibilidad ecológica en todo el mundo.

Facilite el adelanto económico de los grupos más oprimidos y explotados.

En lugar de que la economía global sea regulada por elites pequeñas en los consejos de dirección de las corporaciones, debiéramos tener comisiones a bajo nivel que restrinjan el comercio cuando sea perjudicial desde el punto de vista social o ecológico. Otras alternativas a corto plazo a la OMC debieran:

Alentar el crecimiento y el desarrollo de la economía doméstica, no la austeridad doméstica sirviendo los intereses del crecimiento basado en la exportación.

Alentar a los países industriales mayores a que coordinen sus políticas económicas, sus tasas de interés y sus flujos de capital a corto plazo en función del interés público.

Establecer estándares para controlar la reglamentación de las instituciones financieras por las autoridades reguladoras nacionales e internacionales, favoreciendo el paso de los recursos financieros de la especulación al desarrollo útil y sostenible.

Establecer un impuesto sobre las transacciones de divisas (conocido como el „impuesto Tobin") para reducir el volumen de flujos financieros desestabilizadores de corto plazo a través de las fronteras y para proveer fondos comunes para su inversión en comunidades y países pobres en desarrollos sociales y ecológicos sostenibles a largo plazo.

Crear fondos de inversión públicos internacionales que cumplan con las necesidades humanas y ecológicas y que satisfagan de manera adecuada la demanda global, distribuyéndolos hacia la inversión sostenible a largo plazo.

Desarrollar instituciones internacionales que cumplan funciones de regulación monetaria que son realizadas en la actualidad de manera inadecuada por los bancos centrales nacionales, tales como un sistema, controlado internacionalmente, de niveles mínimos de reservas en los balances consolidados globales de todas las compañías financieras.

La alternativa a la OMC es la reorientación de las instituciones financieras internacionales de una política de imposición de austeridad y de formas destructivas de desarrollo hacia el apoyo a los derechos laborales, a la protección del medio ambiente y a la mejora de los niveles de vida. La alternativa es que los países ricos condonen las deudas de los países más empobrecidos y que constituyan un mecanismo permanente de insolvencia para ajustar las deudas de las naciones altamente endeudadas. La alternativa es utilizar instituciones reguladoras para ayudar a establecer un control público y la soberanía del ciudadano sobre las corporaciones globales y restringir la evasión de las corporaciones de las leyes locales, estatales y nacionales, tales como el establecimiento de un Código de Conducta para las Corporaciones Transnacionales vinculante, que incluya la reglamentación de la conducta laboral, ecológica, inversionista y social. La alternativa es renegociar la OMC, NAFTA y todos los demás acuerdos que regulan el comercio internacional para reorientar el comercio y las inversiones para que sean medios para un desarrollo justo y sostenible.

¿Qué son el FMI y el Banco Mundial?

En el período subsiguiente a la Segunda Guerra Mundial, aparte de las Naciones Unidas, las organizaciones económicas internacionales importantes creadas en la Conferencia de Bretton Woods fueron el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) , ahora conocido como el Banco Mundial. El BIRF-Banco Mundial fue establecido para ayudar a financiar la reconstrucción de una Europa devastada por la guerra y el desarrollo de los países más pobres del mundo. El mandato del FMI fue que reglamentara un sistema monetario internacional basado en monedas convertibles para facilitar el comercio global, dejando a los gobiernos soberanos a cargo de sus propias políticas monetarias, fiscales y de inversiones internacionales. Significativamente, el esfuerzo por establecer la Organización Internacional de Comercio (OIC) terminó en un fracaso, dejando al „minimalista" Acuerdo General sobre Tarifas y Comercio (GATT) como su residuo sobreviviente. Pero eso fue hace más de 50 años. El FMI ahora se ha convertido en el „guardagujas „ de los esfuerzos por „liberalizar" o desregular el sistema económico internacional.

Desde hace dos décadas, el FMI ha prescrito para las economías con problemas del tercer mundo la misma medicina:

Austeridad monetaria: Ajustar el flujo de dinero para elevar las tasas de interés interno al nivel que sea necesario para estabilizar el valor de la moneda local.

Austeridad fiscal: Aumentar los ingresos de impuestos y reducir dramáticamente los gastos gubernamentales.

Privatización: Vender las empresas públicas al sector privado.

Liberalización financiera: Remover las restricciones sobre la entrada y salida de capitales internacionales así como las restricciones sobre lo que se permite que compren, posean, y operen los negocios y los bancos extranjeros.

Sólo cuando los gobiernos firman este „acuerdo de ajuste estructural" el FMI acepta prestar los medios suficientes para impedir la insolvencia de los préstamos internacionales que llegan a vencimiento y que de otra manera no serían pagables. Organizar una reestructuración de la deuda del país entre prestamistas privados internacionales que incluye una promesa de nuevos préstamos.

¿Cuál es el efecto del FMI?

Las consecuencias previsibles siempre han sido desastrosas. La política monetaria ajustada y las tasas de interés disparadas no sólo impiden la inversión productiva, precipitando los ahorros hacia inversiones financieras a corto plazo en lugar de inversiones productivas a largo plazo e imposibilitan que muchos negocios obtengan el tipo de préstamos de mes a mes que necesitan para continuar aunque sea para sus operaciones ordinarias. Esto fomenta el desempleo y caidas en la producción y por lo tanto en los ingresos. La austeridad fiscal (aumentando los impuestos y reduciendo los gastos gubernamentales) deprimen aún más la demanda agregada, llevando también a reducciones en la producción y al aumento del desempleo. De la misma manera, si alguno de los gastos del gobierno que han sido eliminados mejoraba en realidad la vida de la gente, las reducciones en esos programas eliminan esos beneficios. La privatización de los servicios públicos, del transporte, y de los bancos se ve siempre acompañada por despidos. Si se mejora la productividad y la eficiencia a largo plazo, depende de cómo se manejaban en primer lugar las empresas públicas, y de si la operación privada resulta en una mejora.

Una de las ineficacias más obvias del „ajuste estructural", incluso bajo sus propias condiciones, ha sido que, en su apuro por reducir los presupuestos del sector público, el FMI se ha tomado pocas veces el tiempo necesario para tratar de distinguir entre empresas públicas mal y bien conducidas. En su cruzada por privatizar, el FMI acostumbra a mezclar a las empresas públicas eficientes con los „elefantes blancos" que dan un mal servicio al público mientras pagan salarios inflados a los parientes y partidarios políticos de los partidos políticos gobernantes. El FMI nunca considera la posibilidad de que la alternativa privada sea peor todavía.

La eliminación apresurada de las restricciones al flujo del capital internacional facilita que los ciudadanos ricos y los inversionistas internacionales saquen su riqueza fuera del país, es decir que la eliminación de los „controles de capital" facilita la huida de capitales, reduciendo aún más la inversión productiva, la producción, los ingresos y el empleo. La eliminación de los controles de capitales expone aún más la economía local a las vicisitudes de la movilidad global de capitales, incluyendo la enfermedad del „contagio".

¿Cómo transformamos instituciones tan importantes como la economía global?

De la misma manera como uno consigue un nuevo semáforo en una calle colmada, obtiene un aumento de salario, logra una ley de acción positiva, o termina una guerra: elevando los costos sociales que los responsables de formular la política encuentran tan odiosos y peligrosos que consideran que tienen que ceder para evitar que los costos suban aún más. ¿Qué estiman las elites aún más que lo que les preocupan estas agencias internacionales? Por cierto no muchas cosas, pero una de ellas es la estabilidad general de sus ventajas materiales y su poder. No se puede negar que las elites corporativas y políticas quieren seguir las políticas de la OMC. Por otro lado, si al hacerlo polarizan a la población en movimientos que amenazan no sólo esas políticas sino que los fundamentos en los que se basan para hacer ganancias y gobernar, ya es un precio demasiado elevado que pagar. No quieren despertar a un „gigante dormido": la gente que gobiernan y explotan.

Por lo tanto, aumentemos los costos sociales educando a un público creciente respecto a la OMC y otras instituciones financieras globales y orientemos el enojo y las aspiraciones resultantes hacia movimientos sociales que desafíen el manejo acostumbrado de los asuntos de la OMC y de los gobiernos locales. Lo que hace que estos movimientos sean más impactantes es si amenazan con:

Crecer continuamente

Volverse cada día más militantes

Ampliar su enfoque de la OMC al comercio internacional, a las relaciones internacionales, y a las políticas económicas y sistemas nacionales.

¿Cuál es la relación entre el capitalismo y las instituciones como la OMC, el FMI y el Banco Mundial?

El capitalismo es un sistema económico definido por la propiedad privada de los medios de producción, la estructura corporativa del sitio de trabajo y la asignación del mercado. Estas características moldean mucho de lo que puede pasar y pasará en las economías capitalistas. Algunas implicaciones son: que aquellos que poseen medios de producción acumularán grandes ganancias y tendrán más y más poder, que aquellos que administran y monopolizan de otras maneras los procesos diarios de toma de decisión tendrán ingresos considerables, así como el poder, y que aquellos que sólo obedecen órdenes y realizan el trabajo definido por otros serán subordinados de manera abrumadora en sus ingresos y su poder. Las corporaciones dominarán la vida económica y social a la busca de ganancias, creando una dictadura virtual de los propietarios y administradores de los sitios de trabajo, y a través de la corrupción de las relaciones políticas con valores y presiones comerciales. La conducta de los ciudadanos será impulsada por la competencia del mercado hacia el egoísmo individualista y los resultados se verán deformados por la apetencia colectiva hacia el lucro privado.

Otra particularidad del capitalismo es la búsqueda de ganancias competitiva entre capitalistas impulsada por el mercado y el uso de todos los medios posibles para defender y aumentar su ventaja frente a los trabajadores. Para promover ambos objetivos, se han establecido varias instituciones. En el campo internacional éstas incluyen a la OMC, el FMI y al Banco Mundial, siendo cada una un producto natural del deseo de los capitalistas más poderosos de (a) dominar sin restricciones sus propias economías y (b) ampliar al máximo su busca de ganancias a nivel internacional, de la misma manera, sin restricciones.

¿Qué alternativa existe al capitalismo y a los mercados?

En última instancia, si no nos gustan las agencias internacionales porque elevan la ganancia de las corporaciones por sobre el bienestar popular, el poder privado por sobre la participación democrática, y el interés personal de los pocos a corto plazo por sobre la satisfacción y la sostenibilidad de muchos a largo plazo, entonces debiéramos rechazar también la propiedad privada, la estructura corporativa, y los mercados por, exactamente, los mismos motivos.

¿Pero qué alternativas existen? Esto es controvertido, por supuesto, pero una economía alternativa podría incluir cosas como: la remuneración dependiente del esfuerzo y del sacrificio en vez de la propiedad privada, el poder o la producción; puestos de trabajo compensados a favor de la calidad de vida y la distribución del poder más la democracia de consejos de trabajadores y consumidores en lugar de estructuras corporativas jerárquicas y una administración autoritaria desde arriba; y la planificación social cooperativa participativa en lugar de intercambios de mercado individualistas, corporativistas, y competitivos.

Los movimientos para programas a corto plazo como la reforma o la eliminación de la OMC pueden beneficiarse en mucho si orientan sus análisis, programas y estrategias según objetivos a un plazo más largo. Esto aumenta la posibilidad de que los miembros mantengan su esperanza y su compromiso, aumenta la amenaza que el movimiento creciente plantea a las élites, haciéndolo más convincente y poderoso; y ayuda a asegurar que las victorias de hoy lleven a nuevos éxitos mañana y, en última instancia, a una nueva economía.

 

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